Las aguas del río Negro conducidas por una humilde presa llegan mansas pero con fuerza para mover los rueldos del Molín de Adela y desde hace muchos años este ingenio ha generado y ha sido testigo de un remolino de vida y avatares humanos de los que aquí vamos dejando constancia, de la que ya pasó os dejamos relatos, y de la que ahora hay podéis ver no sólo eso, sino las imágenes y noticias que ocupan esta página.
El diecisiete de abril de 2020 esa vida humana no se detiene pero está tensa y contenida, porque discurre casi toda ella dentro de nuestras casas intentando esquivar el contagio y la enfermedad. Desde hace semanas ya no podemos caminar en libertad, ni nos podéis visitar, pero la otra vida, la de las aves, las nutrias, las truchas y tantos seres que pueblan el río dentro de sus aguas, siguen ahí y sus orillas nos muestran flores, hierbas y árboles arropados con sus hojas nuevas que parecen decirnos: ¡miradnos, somos las otras vidas!
Y el río, tranquilo algunos días, otros, como éste después de una tarde de lluvia, se vuelve caudaloso y demuestra que sigue vivo, alegre, sonoro, colorido y fragante.
Estas imágenes os muestran todo eso. Y casi es posible, si al final del vídeo cerráis los ojos, tras ver el estallido de color de las pequeñas flores blancas de los espinos, sentir su aroma.